Esta noticia ha causado
furor en los medios durante toda la semana pasada. Se trata del hallazgo de al
menos 7 cuerpos humanos en una fosa clandestina en el municipio de Tlalmanalco,
Estado de México, el cual colinda con el de Chalco y con el de Amecameca, en la
zona conocida como “los volcanes”; en el oriente de dicho Estado. Así, Continúan
los trabajos de búsqueda de más cuerpos, presuntamente relacionados con la
desaparición de 12 jóvenes del bar "Heaven".
El despliegue de seguridad en el lugar incluye a 400 policías estatales,
quienes actúan de manera reactiva, como siempre, ya que casi nunca lo hace de
manera preventiva
La población del Estado de
México y en específico la de esta zona ha sido conmocionada por muchas noticias
de este tipo en los últimos años y ésta tendencia va en aumentado desde el año
2007 a la fecha, tal como lo reflejan las estadísticas de delitos cometidos en
la entidad.
Como es bien sabido, la alta
incidencia delictiva en este corredor, se debe a que es el paso o salida hacia
Cuautla y otros municipios de Morelos, otro Estado que padece el flagelo de la
delincuencia organizada en combinación con la incapacidad de la autoridad y la
complicidad de las instituciones públicas.
El Artículo 115
constitucional, fracción III, inciso h),
dice que los Municipios
tendrán a su cargo funciones y servicios públicos, entre ellos la Seguridad pública, la policía preventiva municipal y la
de tránsito, en los términos del artículo 21 de la propia
Constitución.
En ese contexto, sabemos que
la Procuraduría General de la República (PGR) no atraerá por el momento las
investigaciones que realiza la Procuraduría capitalina en torno al caso, pero
más allá de esto, e independientemente de que se trate o no de los
desaparecidos “del heaven”, debemos pensar ¿cómo es que los delincuentes trasladaron
y enterraron todos esos cuerpos en un predio ubicado a
pocos kilómetros de la carretera México – Cuautla?, sobre todo en un municipio
donde no es la primera ocasión en que se hallan fosas clandestinas. En febrero
de 2011 se descubrieron los cuerpos de 10 personas en el fraccionamiento Santa
María. Los cadáveres encontrados en esa ocasión correspondían a víctimas de
secuestros de la banda Los Aboytes, quienes cobraban rescates pero no liberaban
a sus víctimas. Esto nos da cuenta de la magnitud del problema en el municipio
y en la zona, tal como en el resto de la entidad. El Estado de México se ha
convertido en una zona sin control y sin presencia real de las autoridades,
empezando por la policía y pasando por el ministerio público y las alcaldías.
Cabe mencionar que la fosa estaba cubierta de cemento, asbesto y cal, por lo cual se puede deducir que les tomó tiempo excavarla y trasladar los materiales para cubrirla, en pocas palabras, se tomaron su tiempo; tal calculo y premeditación, sólo se explica a través de la complicidad u omisión de las autoridades locales.
Existe poca o nula coordinación
entre los diferentes ordenes de gobierno, así como entre los cuerpos de
seguridad pública en los estados y en los municipios, los cuales suelen
funcionar más como un brazo armado al servicio de los grupos delictivos, que
como protección a la ciudadanía, que se encuentra atemorizada, desintegrada y
paralizada ante estos fenómenos.
Todos los gobernadores que
han pasado por este estado, pero en concreto el actual, Eruviel Ávila y el anterior, Peña Nieto, no han sabido o no
han querido tomar acciones útiles para abatir a la delincuencia, acciones que
se basen en la tan llevada y traída reconstrucción del tejido social, en la
participación de la sociedad en el diseño e implementación de políticas
públicas no clientelares y mucho menos en la rendición de cuentas y la
transparencia necesaria para una administración eficiente o adecuada.
También es evidente el
desinterés y abandono de la zona oriente del Estado, amén de la distancia geográfica
e ideológica entre la capital del mismo y los municipios colindantes con
Morelos. De este modo, seguiremos a la espera de la próxima noticia trágica, ya
que el panorama y las expectativas son malas, no parece haber ninguna señal de mejorías
o de cambio de rumbo en la estrategia de seguridad, política social o
transparencia por parte de un gobierno que se ha dedicado a continuar el desastroso
camino trazado por su antecesor.
El gobernador Eruviel Ávila parece más interesado en aparecer
en actos públicos ad hoc, así como en salir
en las fotos o en las insultantes notas pseudoinformativas que tiene contratadas
con Televisa, o en promover su propia imagen que en dar resultados
cuantificables y auditables.