domingo, 8 de septiembre de 2013

Otra vez inundaciones en el oriente del valle de México


 

Este fin de semana atestiguamos de nuevo los daños que causaron inundaciones en varios municipios del oriente del valle de México como Los Reyes La Paz y Chimalhuacán, pero sin duda el más afectado fue Nezahualcóyotl. Según reportes, a más de 40 horas de que se registró una fuerte lluvia cientos de viviendas permanecían bajo las aguas negras en las colonias Reforma y las águilas, por mencionar sólo las más golpeadas.

Haber tenido que circular por la zona al momento de los hechos, así como la información proporcionada directamente por otras personas, me da los elementos necesarios para poder hacer una crónica de “primera fila” de los sucesos. Comenzare por decir que el servicio del Mexibus, que va del metro Pantitlán al municipio de Chimalhuacán fue suspendido, el nivel del agua subió a más de medio metro sobre el bordo de Xochiaca, ya que salía agua a borbotones de su cárcamo, que es por donde se deben de desalojar todos los desechos líquidos al lago de Texcoco. Además, tampoco se podía  ingresar al Circuito Exterior Mexiquense para circular a Ecatepec, Texcoco, Chalco o Chimalhuacán, porque la entrada principal a esta autopista privada, estaba inundada. Colapsó la vialidad en las carreteras federales México-Puebla, México-Texcoco, la autopista Cinco de Mayo, la calzada Ignacio Zaragoza, entre otras vialidades que comunican el Distrito Federal con los municipios de la zona oriente del estado de México. El caos vial llegó hasta la calzada Ermita Iztapalapa, donde policías capitalinos tuvieron que meterse al agua o empujar con sus camionetas a los automovilistas que se quedan varados. Miles de usuarios del transporte público también quedaron atrapados por la falta de transporte público, ya que desde la tarde el tren ligero dejó de llegar a las estaciones de Los Reyes y La Paz, porque las vías se encontraban inundadas. Esa noche fue difícil para miles de mexiquense, pero también para quienes tienen que viajar a otros Estados y deben pasar por la autopista de Puebla, que es la salida a muchos estados del oriente y sureste mexicano. 

Existen muchas notas informativas al respecto, sin embargo una en particular llamo mi atención por su título “Año tras años quedan bajo las aguas negras”
(http://www.eluniversaledomex.mx/home/ano-tras-anos-quedan-bajo-las-aguas-negras.html) pero en esta ocasión, ni siquiera paso un año, apenas el 13 de junio pasado la lluvia dejó inundaciones en las colonias Ampliación Vicente Villada y las Águilas, de Nezahualcóyotl la cual, por cierto, no es la única de la entidad que presenta recurrentemente esa problemática. Es lamentable que estemos acostumbrados a padecer estos eventos “año tras año” -de manera casi estoica-, ante la inacción y la falta de previsión de nuestras autoridades. Lejos de indignarnos o exigir que se tomen medidas efectivas, parece que nos resignamos y nos sometemos. No hablo sólo del Estado de México, en el Distrito Federal sucede lo mismo; año con año vemos los mismos encharcamientos e inundaciones en las mismas zonas y vialidades. Si bien es cierto que la basura que todos producimos y arrojamos a las alcantarillas es parte del problema, también hay responsabilidad por parte de las autoridades en el desazolve, limpieza, mantenimiento y renovación del drenaje. Urge una política coordinada por la federación y con participación de los estados y municipios para cambiar la manera en la que se maneja el agua en este valle de México. En la actualidad y por absurdo que parezca, traemos agua para abastecernos desde grandes distancias, con todo el costo e infraestructura que ello requiere; por otra parte bombeamos y drenamos el agua pluvial, ya contaminada con la del drenaje, hacia otros estados como Hidalgo a donde llega contaminada y nunca es tratada. En este sentido además de las autoridades todos los habitantes de este valle somos responsables por nuestro egoísmo, desconsideración y visión centralista del grave daño que causamos a los ecosistemas de otros estados, municipios y poblaciones.

En el caso de Nezahualcóyotl, el alcalde Juan Zepeda, enfatizó que para atender las  contingencias por las lluvias que se presenten en el municipio, el gobierno a su cargo destinó una inversión de 20 millones pesos, aunque aclaró que las acciones mencionadas son un paliativo al problema, pues la solución de fondo requiere de fuertes inversiones, también dijo, de manera temeraria que debido a que llovieron 90 milímetros de agua por segundo, “Ninguna autoridad, equipo o protocolo en cualquier parte del mundo hubiera evitado una inundación de este tipo”. Sin fundamentar su afirmación, la declaración del alcalde parece irresponsable y atropellada, hecha sólo para salir del paso y justificar su falta de acciones preventivas y reactivas. Hablar de la imprevisibilidad de algo, dice mucho de la capacidad e intenciones de un funcionario público. 

El artículo 115 Constitucional en su fracción III inciso a) establece que los municipios tendrán a su cargo los servicios públicos de agua potable, drenaje, alcantarillado, tratamiento y disposición de sus aguas residuales. El citado artículo obliga a  los municipios a participar en la formulación de planes y proyectos de desarrollo regional. Todo esto queda en letra muerta ante la brevedad e ineficacia de las administraciones, en este caso de Nezahualcóyotl, pero en años pasados hemos visto los mismos problemas en Chalco, valle de Chalco, Tultitlán, Los Reyes la Paz, Ecatepec, Chimalhuacán, etc. Incluso, cuando era gobernador, Peña Nieto asistió personalmente a tomarse fotos en las inundaciones de Valle de Chalco, tras el desbordamiento del canal de la compañía. En esa ocasión prometió apoyos (que nos son más que limosnas y demagogia) y soluciones a estos periódicos problemas. Hoy al frente del ejecutivo federal ni siquiera se ha mostrado interesado por instrumentar, junto con su sucesor y lacayo Eruviel Avila, un proyecto integral que no consista solamente en paliativos o apoyos, que son necesarios pero no resuelven nada a largo plazo. Que absurda, vacía y lejana parece aquella promesa de campaña que decía de manera repetitiva e insultante que “ganando Peña Nieto al Estado de México le va a ir bien”. Año con año nos damos cuenta de la incompetencia y desinterés de las autoridades federales estatales y municipales en el Estado de México y al parecer en el resto del país también. Año con año vemos las promesas de campaña rotas mientras la ambición, la simulación, la corrupción y el saqueo se vuelven el sello distintivo de las administraciones mexiquenses, de todos los niveles y  colores.



 












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